Order Gobierno con discurso errático
Lluís Foix
Se puede equivocar o acertar; lo que no es posible es que contente a todos al mismo tiempo
Los gobiernos entran en turbulencias cuando cambian de discurso o cuando empiezan a reformarse. En ambos casos, desorientan a los gobernados, que no saben a qué atenerse porque dudan del rumbo que se ha emprendido. Son los momentos en los que se cae en improvisaciones, descoordinación informativa, contradicciones y también en chapucerías que cuando se trata de cuestiones de Estado sólo producen desgracias para los propios gobiernos y para los ciudadanos.
De la inexistente crisis hace sólo un año se ha pasado a medidas radicales para reducir el gasto público. Funcionarios, futuras madres y pensionistas han sido los primeros damnificados. Quería Zapatero preservar la paz social por encima de todo y con sus medidas va a irritar a sindicatos, maestros, médicos, jubilados y cuantos perciban un salario del Estado.
No se van a subir los impuestos, prometió hace sólo una semana. Ayer mismo por la mañana el ministro Celestino Corbacho afirmaba que no estaba previsto aumentar la presión fiscal, lo mismo que dijo la vicepresidenta Elena
Salgado el otro día en Bruselas. Horas después, salía el presidente Zapatero para decir que abría la puerta a una subida de impuestos, con el añadido que no afectarían a la clase media.
Un gobernante se puede equivocar o acertar. Lo que no es posible es que contente a todos al mismo tiempo. Si Zapatero consideraba necesario un aumento de la presión fiscal, lo podía haber anunciado con el paquete de medidas del recorte del gasto público. Da la impresión de que el presidente del Gobierno no sólo ha cambiado de discurso, sino que va introduciendo nuevos cambios, según lo que digan las encuestas, lo que le aconsejan algunos de sus ministros o lo que dice la prensa amiga o adversaria.
Carece Zapatero de una visión de conjunto que le permita presentar una política económica y fiscal que nos ayude a salir de la crisis. Como presidente de turno de la Unión Europea, un cargo del todo desdibujado por la aplicación del tratado de Lisboa, no ha sabido imponer sus criterios en Bruselas.
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Es más, han sido Angela Merkel y Sarkozy, con la ayuda conminatoria de Obama, los que le han roto el discurso y le han obligado a cambiar de rumbo. Habrá que ver cómo consigue aprobar las medidas en el Congreso, con un Partido Popular que, con tal de hacer oposición, es capaz de negar que el sol sale por oriente.
Recomiendo al presidente que visione el discurso de Fuentes Quintana en 1977 y extraiga sus conclusiones. Que nos hable de la situación real, que pida el concurso de todos, por supuesto también de los ricos, que nos diga que los tiempos son duros, que nos pida esfuerzo y responsabilidad a todos. Angela Merkel salió ayer en el Bundestag para decir que si cae el euro, cae Europa. No son tiempos para frivolizar ni de andarse con algodones.